SANDRA MOSQUERA PAREDES

Escrito por adicasadmin el . Posteado en Entrevistas

 

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“quien quiere, puede”

Sandra Mosquera Paredes, nació en Betanzos en el año 1986. Con una parálisis cerebral, detectada cuando tenía apenas tres meses de edad, comienza una lucha constante contra la naturaleza imponiéndose con carácter y tesón hasta lograr lo impensable. Entre los seis y siete años, consigue dejar la silla de ruedas y caminar por sí sola, lo que le permite ser mucho más autónoma. Años más tarde, deja su pequeño pueblo para ir a la ciudad y convertirse en una estudiante más en la facultad de Ciencias de la Educación, realizando la carrera de Educación Social.

No contenta con esto, va más allá y comienza Psicopedagogía, Licenciatura que está a punto de terminar. Nada parece detener a esta estudiante ejemplar, con más de una matrícula de honor en su expediente. Su reto ahora es ir más lejos si cabe y luchar por dar clases en la universidad, siendo un ejemplo para muchos alumnos desmotivados repitiendo, y demostrando que con mucho esfuerzo y constancia, “quien quiere, puede”.

En algunas entrevistas hemos podido comprobar que ya se vislumbraba una niña luchadora 
(si quieres saber cómo continúa la historia de Sandra, pincha en «leer más»)

 

¿Cómo lleva una niña las horas de rehabilitación?

Pues la verdad bastante mal. Cuando somos niños solo pensamos en pasar todo el tiempo viendo dibujos, jugando solos o en compañía de nuestros amigos… Por lo cual, todo lo que se sale de esa rutina no gusta. Pero bueno en mi caso tuve que ser siempre muy madura y comportarme como un adulto en el cuerpo de una niña. Yo quería mejorar e ir más allá de lo que los médicos y mis familiares creían impensable (y lo conseguí), necesitaba demostrar que yo podía hacerlo, no sé, … Pero inevitablemente había momentos en los cuales lo pasaba mal por no poder disfrutar más de la infancia, aunque el poco tiempo libre que tenía lo aprovechaba al máximo y me atrevía a todo … o bueno a casi todo pues a mi manera: saltaba a la cuerda, jugaba al brilé (o como se le conoce aquí “Campo Quemado”)…

¿Qué obstáculos encuentra a la hora de ir al colegio una niña tan pequeña y que necesita una silla de ruedas?

De todo tipo. En primer lugar, hablamos de hace muchos años cuando el autobús escolar no estaba adaptado y mis padres tenían que pagar a un taxista para que me llevase al colegio. Además, fui a un colegio público ordinario donde era la primera alumna en silla de ruedas, así que como os podréis imaginar no había ninguna adaptación de las infraestructuras: ni ascensor, ni rampas, ni baño adaptado…
Tenían que cogerme en volandas para transportarme.

¿Un recuerdo de la primera vez que fuiste a clase sin la silla de ruedas?

Ahora mismo no lo recuerdo, pero estoy segura de que sería una liberación. Como la del pájaro que está encerrado en una jaula y de repente abren la puertecilla y puede volar libremente. Me sentía libre y autónoma. Aunque mi madre no me dejaba correr, yo lo hacía igual , después de tardar tanto en caminar, correr era algo sensacional, una sensación de libertad y felicidad, y sobre todo de triunfo: ¡por fin lo conseguí!

¿En algún momento te desmotivó tu situación respecto a los demás niños?

Por supuesto, en multitud de ocasiones. Me preguntaba por qué me tenía que haber tocado a mí, ¿Por qué?… me parecía muy injusto. ¿Por qué tenía que pelear por lograr cosas como caminar cuando los demás niños lo conseguían sin esfuerzo? ¿ por qué luchar por lograr algo que para los demás le venía innato? Además, me hubiese gustado hacer más cosas de las que hacían ellos como montar en bicicleta, subirse a un árbol, patinar, etc. Hay momentos en los que estas situaciones te desmotivan.

En alguna entrevista hemos oído hablar de “Francisco” y se decía de él que había adaptado su carrera profesional para seguirte. ¿Quién es Francisco?, ¿de qué manera adaptó su carrera?, ¿sigues manteniendo contacto con él?

Tita (mi cuidadora) y Paco (mi profesor y tutor) ambos en el colegio marcaron mi vida y yo las suyas. Intentaron acompañarme en mis estudios los máximos años que les fue posible, aunque no les perteneciese. Todo ello lo hicieron porque no querían dejar de apoyarme y ayudarme a conseguir nuevas metas. Es curioso, pero ellos estaban seguros de que aquella niña que ni siquiera caminaba llegaría lejos.
Por supuesto, mantengo el contacto con los dos. A Paco, cuando se jubiló, le realice un homenaje en el Periódico de Betanzos.

Se ve que tu madre es quizá sobreprotectora. Teniendo en cuenta el carácter tan independiente y decidido que te define ¿Cómo lo llevas? y ¿cómo lo lleva ella?

En relación a mi rehabilitación le debo todo a mi madre. Si ella no me hubiese llevado todos los días durante años a rehabilitación, yo no sería hoy la persona que soy. Ella ha sido una super-woman, una gran mujer y una madraza. Creo que tiene un mérito impagable, ya que dedico su juventud a su hija. Tuvo que renunciar al mundo laboral para llevarme cada día en bus a rehabilitación, lloviese, hiciese sol,… sentada en su regazo porque por aquel entonces todavía no caminaba.

Y sí, en efecto, mi madre es súper sobreprotectora, pero creo que todas las madres de alguna forma lo son, sobre todo, si tienen hijos con algún problema. Y es normal ¿no? En el fondo la comprendo, aparte de creer que seguimos siendo niños nos ven más indefensos.

Por lo demás, tanto mi madre como yo lo llevamos bastante mal, he tenido discusiones con ella por ese motivo. Cada vez que yo avanzo un peldaño más ella lo pasa mal, se sobre salta, se asusta,… es como si llevase una alarma dentro. Lo peor de todo, es que no es consciente de todos los cambios que han venido y de los que quedan por venir.
Si algo tengo muy seguro es que siempre que supere una meta me pondré otra, supongo que como todos hacemos, no sé, ahora toca seguir estudiando, luego buscar un trabajo (si no hay aquí tendré que plantearme ir fuera), independizarme,…

¿Por qué un ciclo de Administración de Empresas y a continuación un cambio tan radical como Educación Social?

Simplemente porque por miedo, mis padres no me dejaban salir de Betanzos e ir a estudiar fuera. En Betanzos no hay Universidades y había poca variedad de ciclos formativos. Además, la mayoría de estos eran más orientados a los chicos (automoción,…) así que fue por descarte. Yo no me veo trabajando en eso. Yo adoro la educación y la psicología, por eso un cambio tan radical.

¿Por qué Educación Social? ¿Qué hay en esa profesión que te atrajo?

Une dos elementos muy importantes para mí: educación y sociedad. Yo adoro la educación, no concibo mi vida sin ella, por ello me encantaría ser profesora. Y de lo social que te voy a contar, a mí me encantan las personas, estar con ellas, escuchar sus problemas, darles consejos, guiarles en su camino… (verás, a mí me hubiese gustado ser psicóloga pero ya era desplazarse mucho en distancia geográfica para mis padres).

¿Cómo se lleva el día a día en la facultad?

Muy bien y cada día que pasa mejor. Ya son casi 5 años en la misma facultad: todos me conocen, yo también a ellos, se dónde está todo,…
Los pasillos de mi facultad, por donde están los profesores, son como laberintos, laberintos por donde casi todo el mundo se pierde y en cambio yo lo tengo todo más que controlado.
A veces, le han dicho a mi madre no se preocupe porque su hija se mueve y maneja en la facultad como pez en el agua. Y es que es como si fuese mi segunda casa.

¿Necesitas algún tipo de ayuda en un día normal de clase?

Yo me se sacar muy bien las castañas del fuego y se pedir ayuda siempre que lo necesito. Aunque sí que necesito ayuda pero ¿quién no? Pero en la medida de lo posible intento ser autónoma.

¿Quién te presta esa ayuda y para qué?

Recibo ayuda de todo el mundo, pero sobre todo de alumnos y profesores. Además, la universidad me presta un asistente personal para lo que necesite. Necesito ayuda debido a mi problema motor. Sobre todo, para que me pasen los apuntes porque los profesores dictan muy rápido, para que ayuden a las tareas diarias como poner y sacar el abrigo, ir al aseo,…

Un ciclo de Administración de empresas, una Diplomatura en Educación Social, ahora a punto de lograr la Licenciatura en Psicopedagogía… ¿académicamente es el punto final o habrá más?

Pues de momento me queda acabar psicopedagogía para luego embarcarme en un Máster y finalmente, el Doctorado. Creo que si consigo finalizar la tesis no me quedarán más fuerzas para embarcarme en otra amplia aventura académica, además creo que ya será hora de ponerse a trabajar.

¿A qué dedicas el tiempo libre que te dejan los estudios?

Pues supongo que no habrá mucha diferencia de a qué lo dedique cualquier persona de mi edad: salir de marcha, escuchar música, cantar, bailar, jugar a la Wii, navegar por internet, las redes sociales…

Tu gran reto es…

Te diré tres por el precio de uno:

Vivir sola, independizarme social y familiarmente

Llevar una vida lo más similar a cualquier persona, realizando cosas similares.

Trabajar en algo que me guste.

 

Bueno Sandra espero que cuando logres ese reto, que seguro lo conseguirás como todo lo que te propones, nos concedas otra entrevista contándonos todas esas nuevas experiencias.

 

Por supuesto, contad con ello. Logre o no cada meta que me proponga, estoy segura que nunca me rendiré.


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